Trabajar en remoto: ¿cómo implantarlo en mi empresa?

Nos hemos acostumbrado a hablar con naturalidad de los Recursos Humanos de nuestras empresas. Sin embargo la mayoría de emprendedores nos quedamos cortos cuando aterrizamos el concepto: aprovechar nuestros recursos (humanos) significa algo diferente que aprovechar los recursos materiales de nuestro negocio. De ahí la tendencia a la gestión orientada a personas. Si queremos optimizar nuestra gestión de equipo, trabajar en remoto puede ser un gran aliado.

El experto en coaching de ventas (y buen amigo de esta web) Eduardo Laseca señala: Para alguien obsesionado con los procesos y las tecnologías, el mundo ideal se reduce a personas que actúan de manera automática y hacen exactamente lo que se les dice que hagan. No hay margen para las emociones, la improvisación o la creatividad.

Por supuesto, trabajar en remoto no garantiza una buena gestión de equipo, ni sustituye a los incentivos de nuestras trabajadoras y comerciales. Pero sí es una herramienta que nos puede ayudar a mejorar y optimizar ambas.

Trabajar en remoto, trabajar en equipo

El mayor aliciente de implantar el trabajo en remoto en una empresa es el aumento de la productividad. Los horarios rígidos son un obstáculo para conciliar, ya lo sabemos. Pero sobre todo sabemos cuál es el resultado de esas jornadas maratonianas de calentar la silla. Además, ¿cómo ajustar horario a un comercial que hace horas y horas de carretera? Muchas de ellas ni siquiera tienen reflejo en esos horarios.

Por eso cada vez más empresas flexibilizamos nuestras jornadas compaginando el tiempo de oficina con el trabajo en remoto. Nos ahorra facturas de luz y calefacción. Permite acortar los tiempos en oficina a cuando realmente se necesitan. Y también reduce el absentismo: una falta al trabajo por fuerza mayor es inevitable, pero muchas pueden evitarse si el trabajador que tiene el problema puede ahorrarse el desplazamiento y aprovechar el tiempo restante trabajando online.

Trabajar en remoto
Tu espacio, tu tiempo… las normas de todos

Ahora bien, para trabajar en remoto necesitamos hacer los deberes. No podremos trabajar en remoto si no hemos aprendido a trabajar en equipo. Esto requiere un esfuerzo por parte de las jefas de equipo. Sobre todo identificar las habilidades y necesidades de nuestra gente para que puedan «volar solos» pero no sentirse solos. Muchos trabajadores aseguran sentirse perdidos con un cambio brusco de gestión. Algunas empresas optan por dejar a cada trabajador, o a cada departamento elegir cuántas horas quieren trabajar en remoto y cuántas en oficina.Precisamente lo que estamos buscando es flexibilidad, no lo contrario.

Trabajar en remoto y gestión del tiempo

El tiempo también tiene su influencia a la hora de elegir trabajar en remoto. El tiempo, como otro recurso más de nuestra empresa, es limitado. Clientes, proveedores, recursos humanos, contabilidad y facturación, formación internal… ¿Por qué gestionar nuestra formación con herramientas diferentes a las que usamos en la fuerza de ventas? Igualmente, ¿por qué gestionar a nuestros equipos de forma diferente a la fuerza de ventas?

Si vamos a trabajar en remoto, aunque sea un solo día de la semana, debemos tener claras estas ideas:

  1. Necesitamos simplificar los procesos: si podemos tener un solo programa de gestión, mejor que cuatro. Y si podemos, mejor una reunión que cuatro.
  2. No enloquecer con el horario libre: trabajar online nos facilita la vida, pero debemos ser sensatos a la hora de organizarnos. Si no, podemos acabar calentando la silla en casa.
  3. El papel del jefe de equipo es vital aquí. No se trata de vigilar a nuestra gente mientras trabajan, pero sí de guiarles en el cambio… y de dejarnos guiar por su iniciativa también.
  4. Comunicarnos diariamente. Trabajar en remoto no significa trabajar solo. Igual que optimizar nuestras reuniones de equipo no significa dejar de tenerlas, sino aprovecharlas bien.

Echemos mano de la creatividad que aplicamos a nuestras campañas de ventas, ¿por qué no? En lugar de encerrarnos en una sala de juntas podemos organizar un desayuno en un lugar tranquilo, o en la misma oficina. Flexibilidad puede ser sinónimo de libertad y creatividad… siempre que sepamos aprovecharlas.

 

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